jueves, 19 de abril de 2018

Mujer

Mujer, a vos te hablo
Mujer, mírame a los ojos
Dame las manos
Inspirá profundamente y expirá el dolor

Mujer, a vos te canto
Mujer, mírate a los ojos
Abrí el corazón
No estas sola, todas nos libraremos del dolor

Mujer, vos tenés el poder
Mujer, mírate en la luna
Encuentrate en la tierra,
No estas sola, el universo esta con vos

Mujer, es hora de ser
Ser mujer, ser madre,
Hermana, amiga, flor y fruto
Niñas y niños nos esperan para un mundo de amor

Mujer, a vos te hablo
A mí me hablo
A mí me canto y canto mujer

jueves, 12 de abril de 2018

sufrimiento

Me dijeron que tengo el don de escribir, para mí que me lo dijeron solo para que haga algo, o simplemente para satisfacer mis deseos de ser escritora. La verdad, que soy bastante perezosa para escribir y sobre todo para revisar lo que escribo. Sin embargo, me gusta escribir. Es como una terapia personal, porque no digo nada importante, o nada que ya no se sepa, solo escribo lo que siento, lo que pasa por mi cabeza, lo que me angustia, lo que hace fuego en mi pecho.
Se escribe principalmente cuando se esta mal, es cuando todo se torna cuestionable, todo es duda, ya no hay seguridad plena de las cosas.
Cuando una esta feliz, "sabe" que esta en el camino correcto; pero cuando se está triste, una se siente perdida, se pregunta cuál es el camino, donde fue el error, y trata de buscar los posibles desenlaces de la historia en la que no se termina sufriendo. Es que desde bebé nos enseñan a no llorar, a ser sonrientes y estar calladas. Nos dicen que "tenemos" que ser felices, esa es la misión, que si estamos triste esta mal, que no podemos sufrir, que llorar es de débiles, y ser débil esta mal. Y así no las pasamos viviendo, escapando del sufrimiento, sin darnos cuenta que el sufrimiento nos sigue, está ahí presente, en todo momento, esperando el momento para manifestarse, y cuando lo hace, lo hace en todo su esplendor.
Tal vez, si hubiésemos dejado que el sufrimiento sea parte de nuestra vida cotidiana, así como la risa, como la alegría, vivir no sería tan difícil. Sabríamos lidiar con las frustraciones, con las desgracias, con las decepciones de una forma más pacifica y con sabiduría, y ese momento de dolor pasaría más rápido, y volver a la rutina sería simple.
El esconderse del sufrimiento nos deja inútiles ante su presencia. Durante toda la vida no dejamos que los pequeños sufrimientos se manifiesten, que serían como un entrenamiento, entonces, cuando se presenta un evento de gran impacto, el sufrimiento nos derrumba. No entendemos bien que pasa, no sabemos que nos dice el cuerpo, no sabemos si llorar o correr, no sabemos que aumenta nuestro sufrimiento y que lo disminuye.  Con la risa sí sabemos que hacer, sabemos que hacer para reír más y que hacer para dejar de reír, como controlar la respiración y en que pensar. Pero con el sufrimiento no. Porque no practicamos para eso.
Yo creo que llorar, no es de débiles, es de humano. Es aceptar nuestra naturaleza dicotómica: felicidad y sufrimiento. Y acá tengo que hacer una salvedad, el sufrir por que no se puede tener aquella tecnología de ultima generación, no es el sufrimiento verdadero, y tener poder monetario para comprar cualquier cosa, tampoco es la felicidad. Estos dos estados tienen más con ver con la existencia real de ser humano, de ser parte del planeta, y en algunes es más explícito, y otres están confundides con lo material. En realidad, las cosas materiales sólo tapan el sufrimiento y empañan la verdadera felicidad. Es así como nos escapamos del sufrimiento.
En fin, creo que deberíamos aprender a convivir, o mejor dicho abrazar al sufrimiento porque es parte de la vida, y así vivir. Creo que esa es la felicidad, dejar que todos los aspectos de la vida se manifiesten, vivir cada momento como único, llorar si el cuerpo pide llorar, y dormir si el cuerpo pide dormir. Hay que saber escuchar al cuerpo, porque está en sintonía con el movimiento, o sea, con la vida.

Mónica LL