miércoles, 18 de febrero de 2015

Pedalear

Había llegado del trabajo, cansada de la rutina, de la sumisión de los operarios, de la arrogancia jerárquica. Sabía que no era lo quería para su vida, pero no tenía muchas opciones por el momento.
Bebió un poco de agua fría, y con la visión periférica descubría a su bicicleta recostada en la pared. Se acordó que ese día habría un evento de Masa Crítica en la ciudad y decidió participar.
Se alistó y encaró a la calle. Sería la primera vez que se mezclaría entre las bicicletas.
Anduvieron unos cuantos kilómetros, y a cada pedalada se sentía más entre los suyos. Aunque no hablasen con ella, se comunicaban por gritos y cantos de revolución. Parecía la libertad tomando cuerpo.
La vuelta recibió gotas del cielo nocturno. El viento enfrió su piel, pero nadie quitaba esa sonrisa de su rostro. El recuerdo de su trabajo era resquicio.
Bicicletas, ciclistas y la calle, transformándose en una sola cosa.
El éxtasis llegó cuando atravesó a alta velocidad por el túnel, no pudo contener el grito eufórico y sus brazos casi tocaron el hormigón. Parecía volar.
Llegó a su casa. Se dio cuenta que eso era lo que quería, el viento en la cara, músculos contrayéndose en cada giro del pedal, adrenalina en la sangre. El resto era secundario. Quería pedalear.

lunes, 2 de febrero de 2015

Ómnibus

Colocó sus manos en la barriga, apretándose, como si doliera. No dolía, era sensación de ansiedad. Faltaba algo.
Caminó unas cuadras, su espalda sudaba debajo de la mochila. El sol calentaba el asfalto.
Sus pies quemaban. Su frente mojada. Su cerebro revolucionado.
No dormía desde varias noches. Desde que se dio cuenta que estaba en conflicto. Sus deseos, sus obligaciones, sus principios, sus dudas, sus sueños, la sociedad, la familia, los amigos, el amor, la sexualidad, las adicciones, lo material y lo esotérico, el bien y el mal y lo relativo.
El dolor de barriga se transformaron en náuseas y dolor de cabeza.
Siguió andando por esa calle desierta, sin primavera. El calor sin piedad. Donde estaban todos? Donde estaba ella misma?
Para que sirve todo esto? Se preguntaba una y otra vez.
Llegó a la parada de ómnibus. Esperó 5 minutos hasta subirse a uno viejo. Se fue. Con una nube de pensamientos, náuseas y mucho calor.
Nada se solucionó.

domingo, 1 de febrero de 2015

Te extraño

Te extraño.

Te extraño sin razón alguna.

Te extraño por el poco tiempo que pasamos juntos.
Te extraño por el tiempo suficiente que pasó.

Te extraño por el futuro.

Te extraño.