lunes, 2 de febrero de 2015

Ómnibus

Colocó sus manos en la barriga, apretándose, como si doliera. No dolía, era sensación de ansiedad. Faltaba algo.
Caminó unas cuadras, su espalda sudaba debajo de la mochila. El sol calentaba el asfalto.
Sus pies quemaban. Su frente mojada. Su cerebro revolucionado.
No dormía desde varias noches. Desde que se dio cuenta que estaba en conflicto. Sus deseos, sus obligaciones, sus principios, sus dudas, sus sueños, la sociedad, la familia, los amigos, el amor, la sexualidad, las adicciones, lo material y lo esotérico, el bien y el mal y lo relativo.
El dolor de barriga se transformaron en náuseas y dolor de cabeza.
Siguió andando por esa calle desierta, sin primavera. El calor sin piedad. Donde estaban todos? Donde estaba ella misma?
Para que sirve todo esto? Se preguntaba una y otra vez.
Llegó a la parada de ómnibus. Esperó 5 minutos hasta subirse a uno viejo. Se fue. Con una nube de pensamientos, náuseas y mucho calor.
Nada se solucionó.

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