jueves, 29 de octubre de 2015

Chiquito

Era tan chiquito, que el cerebro le quedaba grande. Sus pensamientos se escapaban por las orejas y sus recuerdos salían por la boca. Sus ojos mostraban las ideas y del cuero cabelludo se escurrian las preocupaciones. La nariz le servia para guardar nuevas creaciones sinápticas.
Al ser tan chiquito y con un cerebro gigante lleno de pensamientos, el resto de sus órganos estaban atrofiados. Comía únicamente para alimentar su cabeza. El corazón recibía poca atención, bombeaba principalmente para el cerebro.
Hasta que un día se cansó. El corazón se agotó y todo el cuerpo se desplomó en la tierra. Estuvo tirado unas cuantas horas, y el cerebro calculaba cuanta fuerza tendría que hacer para levantarse. Y de la nada, como un milagro, aparece ella, tan chiquita que el corazón le salía del pecho. Los dos se miraron a los ojos, ella vio la cantidad de ideas que se escurrian en aquel mirar que se entusiasmó. Él vio en aquellos ojos como tintinelaba la comprensión y como de su boca salian sólo palabras cariñosas. Ella muy sutilmente se acercó a aquel ser pequeñito tirado en el suelo y le tomó de la mano.
Él sintió amor a través de aquellos poros que su corazón no tuvo otra opción que despertar y crecer.
Eran tan chiquitos los dos que sus cuerpos se unieron para llevar un cerebro gigante y un corazón enorme. Nunca nadie más se desplomó.

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