martes, 31 de diciembre de 2019

El amor anda en bicicleta

Llegó en el ómnibus, estaba lesionado y ya no podía pedalear.
Había recorrido más de 8000 km toda la cordillera.
Yo lo recibí y se quedó unos días para descansar.
Parecia que nada había cambiado, que nuestra amistad seguía igual.
Escuchaba sus historias y sus hazañas, siempre tan valiente y arriesgado.
Hasta que un día lo ví. Sus ojos verde azul se habían vuelto más profundos como el espacio sideral, su hablar más pacifico como el océano, y su presencia emanaba más luz parecía luna llena . Cualquiera que lo viera en la calle quería hablar con él.
Una vez, el sol se posicionó atrás de su cabeza, no podía prestar atención a lo que decía, era como ver el propio astro en persona. Ya nada fue igual.  Cada día que pasamos juntes fue vivir a flor de piel, intenso, real, presente.

Él ya se recuperó y continuó su rumbo de bicicleta. Yo me quedé...con el recuerdo, con las sensaciones, y con todo lo que vivimos juntos. Porque nuestra amistad cambió. Con un ser así solo se puede amar más y más.
Espero que algún día todes conozcan a Vuela Tortuga y reciban su abrazo, que es como sumergirse en la inmensidad.

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