Violeta era sencilla. Escuchaba tu historia, se interesaba y si podía ayudarte, lo hacía.
Era de corazón abierto, expuesto, transparente.
Un día, Violeta se enamoró de una historia ajena. Quiso ser parte de ella, pero no pudo. El protagonista de esa historia era inalcanzable, de otra origen, de otro tiempo. Violeta entristeció. Su corazón se cerró y sus ojos se apagaron.
Espero ansiosa que Violeta vuelva a observarte el alma, que recuerde tus lindos y brillosos ojos; y así, poco a poco, abrir nuevamente su corazón..
No hay comentarios:
Publicar un comentario