miércoles, 27 de agosto de 2014

Esquinita

En una esquinita de la habitación estaba ella, apretándose los dedos. Ahí estaba, sola, como una fruta olvidada en el fondo de la heladera, pudriéndose.
Acurrucada, escuchaba el aire salir y entrar de sus pulmones. Pero nadie podía escucharla, estaba tan quieta en aquella esquinita. Un libro de un autor de cuentos revolucionarios le tocaba la rodilla.
El mundo continuó sus movimientos de rotación, traslación y aquellos otros de nombres difíciles. La gente siguió comprando, la población reproduciéndose, los animales muriéndose, los árboles marrones y ella seguía en la esquinita de esa habitación gris y congelante.
En su mente lo único que restaba era una frase "todo pasa" y unos cuantos recuerdos de un primer amor e imágenes  de su familia.
Su espalda cada vez más fría y la pared absorbiendo su calor. Nadie la había visto, nadie se acordó de ella. Su carne cada vez más muerta."Todo pasa".
Ella pasó....ella pasará pero no quedará.

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