jueves, 14 de agosto de 2014

Milagros y la extranjera

Milagros estaba lista. Se había puesto brillos en el rostro y en el pelo. Juntó su abrigo y caminó hasta el bar, donde sus amigos la esperaban. Saludó, arregló detalles y subió al escenario.
Ella cantó, con el alma, a todo pulmón. Ella bailaba entre los instrumentos y observaba llegar a más amigos. Entre todos ellos, llegó la extranjera con un aire ausente. Se abrazaron por muchos minutos y se dijeron cuanto se extrañaban y se querían.
Milagros cantaba blues melancólicos, la extranjera las vivía. Milagros gritaba de emoción, la extranjera gritaba por dentro. Milagros desgarraba su voz, la extranjera tenía desgarrado su corazón.
La fiesta continúo unas horas más. La extranjera bebió una cerveza durante toda la noche y no habló con nadie. Cuando Milagros deslumbró en la última canción, la extranjera ya se había marchado.
A dónde se había ido? Donde estuvo? Qué o quién la hacía irse de la realidad?
Milagros poco conocía la vida de la extranjera, nadie lo hacía; pero ella la admiraba y tenía un aprecio grande. Eran amigas de pocas palabras, pero de muchos abrazos.
Milagros y la extranjera no se acuerdan en qué momento se conocieron y menos aún en qué lugar fue. Donde estuvieron y hacia donde fueron?

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