Algo se había quebrado en su interior, sus lágrimas eran secas, su mirada dura.
El insomnio volvió a ser su compañero nocturno. El apetito se había ido, otra vez.
Se sentía desorientada con tantas idas y vueltas. Sentía dolor, rabia, tristeza, compasión, y dolor de cabeza.
Algo se quebró en su interior. Ahora, es ella quien junta sus pedazos (los de ella).
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