viernes, 12 de septiembre de 2014

Martín y la bicicleta

Él se levantaba a las 6 horas de la mañana de lunes a viernes. Usa su camisa blanca y su pantalon de lino azul marino. Toma un café expreso en la panadería de la esquina, sin azúcar. Camina mirando sus pasos, sin pisar las líneas entre las baldosas. Llega a la oficina, prende la computadora y piensa qué estoy haciendo acá? Revisa sus e-mails. Hace cuentas, tablas, sumas y otros cálculos. Al mediodía sale para almorzar, casi siempre lo mismo. A las 5:30 horas, sale de su trabajo. Cansado llega a su casa con la bolsita del supermercado, la cena de cada día. Revisa su facebook, algunos videos en YouTube y se va a dormir. Aún no termina el libro que le regaló su mamá.

Esta mañana comenzó diferente, el despertador no tocó, su pila se agotó. Se levantó una hora más tarde, salió corriendo de su casa. En la panadería la nueva moza le dio un capuccino por error. Llegó al trabajo atrasado, unas miradas de desconformidad. Qué estoy haciendo acá? Prendió su computadora y entre todos los e-mails, había uno medio extraño. Después que volvió del almuerzo, decidió ver aquel e-mail. Unos meses atrás había comprado un cupón de colaboración en la que sorteaban una bicicleta, y él lo compró solo por ayudar; pues, había resultado el ganador y tiene que buscar su premio durante esta semana. Llegó a su casa contento, nunca había ganado nada. Entró al facebook y fue a dormir.

Hoy se levantó con una sonrisa. A la salida del trabajo iria a buscar su premio. Ya es hora. Fue en subte, llegó a la cooperativa donde estaría su premio. Era azul marino (como su pantalón), de su tamaño. La tomó por su manubrio y la llevó. Por suerte, en la esquina hay una bicicleteria. La hizo revisar, todo perfecto maestro, vaya andando nomás. Martín se subió a la bicicleta. Pedalea. Reconociendose, qué estoy haciendo? Sigue pedaleando. Martín siente el viento en su cara. La mirada alta, observa el mundo andar. qué estaba haciendo? qué estuve haciendo todos estos años? Martín sonríe al ver cuan rápido ha llegado a su casa. Sube al departamento con la bicicleta en los hombros. La recostó contra el sofá y él se sentó en el piso, la observa.

Este día, irá a trabajar en bicicleta. Bajó, las escaleras con la bici, una mochila que carga un abrigo, unos libros y algunas barritas de proteína. Pedaleando, desvía su trabajo y como una historia de Forest Gump, no deja de pedalear. Sigue andando por la ciudad, esquivando autos y personas. Llegó a un café en el otro extremo de la ciudad, un café taller. Paró para tomar un expreso con medialunas y observar las artesanias que tenía el lugar. Mientras conversa con la muchacha que atiende, se da cuenta que no había ido a trabajar. Claudia, la muchacha, le ofrece trabajo en su café taller, alguien tiene que pintar las paredes. 

Martín se levanta a las 7 de la mañana. Usa cualquier remera colorida, unos pantalones y en bicicleta se va al café taller, al otro extremo de la ciudad. Claudia lo espera con un café con leche y algunas galletitas. Los dos atienden el café taller. Claudia cocina y hace algunas artesanias de tela, mientras que Martín pinta lo que tenga que ser pintando, y hace un par de meses empezó a incursionar en la madera. Lo estoy haciendo, haciendo lo que me gusta.
Martín anda en bicicleta y vive.



Dedicado a mis amigos que andan en cleta

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